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Lectura de Hoy

23-04-2024

DEVOCIONAL

Devocional: Salmo 34

Una de las características de los que genuinamente adoren a Yahvé es que quieren que los demás se unan a ellos en su adoración. Reconocen que, si Dios es la clase de Dios que sus alabanzas proclaman, debería ser reconocido como tal por los demás. Además, una de las razones por las que adoran a Dios es para agradecerle la ayuda que ha provisto. Por tanto, si vemos que hay otros que tienen la misma necesidad de ayuda por parte de Dios, ¿no es natural que queramos compartir nuestra propia experiencia de la provisión de Dios con la esperanza de que ellos también la busquen? ¿Y esto no tendrá como consecuencia que el círculo de la alabanza vaya ampliándose?

Es maravilloso escuchar decir a David: “Bendeciré al Señor en todo tiempo; mis labios siempre lo alabarán” (Salmo 34:1). Pero también invita a los demás, en primer lugar a que compartan la bondad de Yahvé, y luego a que participen en su adoración. También leemos: “Mi alma se gloría en el Señor; lo oirán los humildes y se alegrarán” (34:2). Los que están afligidos necesitan aprender de las respuestas a la oración que David recibió, y que ahora miraremos con más detalle. Segundo, vemos la amplia invitación a engrandecer el círculo de alabanza:

“Engrandeced al Señor conmigo; exaltemos a una su nombre” (34:3).
En las líneas siguientes David da testimonio de su propia experiencia de la gracia de Dios (34:4-7). La sección que sigue es una exhortación a los demás a que pongan su confianza en el mismo Dios y se comprometan a seguirle. (34:8-14), y el resto del salmo se dedica a enaltecer la justicia de Dios, la cual garantiza que el Señor prestará atención a los gritos de los justos y volverá su rostro en contra de los que hacen mal (34:15-22).

Dios, insiste David, le rescató de sus aflicciones (34:6). Esto es un hecho objetivo. Sea visible o no, “El ángel del Señor acampa en torno a los que le temen; a su lado está para librarlos” (34:7). Pero, además de la adversidad que podamos atravesar, lo que a veces resulta más amenazador, y no menos dañino, son los temores que la acompaña. El miedo nos hace perder la perspectiva de las cosas, dudar de la fidelidad de Dios y cuestionar el valor de la lucha. El miedo induce al estrés, la amargura, la cobardía y la necedad. Pero el testimonio de David constituye una fuente enorme de aliento: “Busqué al Señor, y él me respondió; me libró de todos mis temores” (34:4).

Es cierto que la palabra temores se podría referir a su propio miedo psicológico, o bien a lo que le atemorizaba: y sin duda Dios le libró de ambas cosas. Pero, sea cual sea el caso, que su propia perspectiva fue transformada queda claro en el próximo versículo: “Radiantes están los que a él acuden; jamás su rostro se cubre de vergüenza” (34:5).

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2013. Usado con permiso.
Devocional: Tito 2
En 2 Timoteo 4, Pablo exhorta al lector a predicar la sana doctrina (véase la meditación del 2 de abril); aquí, en Tito 2, insta a enseñar “lo que va de acuerdo con la sana doctrina” (2:1).
Los siguientes versículos muestran el significado de estas palabras. Con “lo que está de acuerdo”, Pablo se refiere a vivir según lo que la sana doctrina indica. Desde la perspectiva del apóstol, los líderes cristianos no deben enseñar solo qué creer, sino cómo vivir a la luz de lo que se cree.

Así pues, es necesario enseñar a los ancianos a ser “moderados, respetables, sensatos, e íntegros en la fe, en el amor y en la constancia” (2:2), lo cual significa algo más que simplemente decirles estas palabras de vez en cuando. Cada uno de estos conceptos debe aplicarse, ilustrarse y tenerse presente. De forma parecida, en este pasaje encontramos enseñanzas para las ancianas (2:3), las jóvenes (2:4-5), los jóvenes (2:6-8) y los esclavos (2:9-10).

No obstante, estos elementos no constituyen procesos educativos independientes para grupos diferentes de personas o algo que se deba añadir al Evangelio. Todo lo contrario: lo que se aplica a cada uno de estos diversos grupos es simplemente una consecuencia de este. El párrafo siguiente lo deja claro (en cursivas, algunas de las palabras más relacionadas tradicionalmente con la salvación): “En verdad, Dios ha manifestado a toda la humanidad su gracia, la cual trae la salvación y nos enseña a rechazar la impiedad y las pasiones mundanas. Así podremos vivir en este mundo con justicia, piedad y dominio propio, mientras aguardamos la bendita esperanza, es decir, la gloriosa venida de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. Él se entregó por nosotros para rescatarnos de toda maldad y purificar para sí un pueblo elegido, dedicado a hacer el bien” (2:11-14).

La lógica es suficientemente transparente. Si Jesús se dio para redimirnos del pecado, a fin de que vivamos de forma piadosa en este presente siglo malo, debemos dedicarnos a determinar cómo es una vida así y ponerla en práctica. Esta contiene muchos elementos comunes para todos los grupos de cristianos, pero las realidades de la vida determinan que ciertas tentaciones acechan con más frecuencia a determinados grupos, personas mayores, jóvenes, etc. Unos meses antes de morir, mi anciano padre escribió en su diario: “Oh Dios, sálvame de los pecados de los ancianos”. Del mismo modo, yo necesito ser librado de los pecados de los hombres de mediana edad.

Por tanto, debemos enseñar lo que está de acuerdo con la sana doctrina. “Esto es lo que debes enseñar. Exhorta y reprende con toda autoridad. Que nadie te menosprecie” (2:15).

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2016. Usado con permiso.
Levítico 27
Leyes sobre votos personales
27 El SEÑOR habló de nuevo a Moisés: «Di a los israelitas: “Cuando un hombre haga un voto difícil de cumplir, él será evaluado según tu valuación de personas pertenecientes al SEÑOR. Si tu valuación es de varón de veinte hasta sesenta años, entonces tu valuación será de cincuenta siclos (570 gramos) de plata, según el siclo del santuario. O si es de una mujer, tu valuación será de treinta siclos. Si es una persona de cinco hasta veinte años, entonces tu valuación será de veinte siclos para un varón y de diez siclos para una mujer. Pero si son de un mes hasta cinco años, entonces tu valuación será de cinco siclos de plata para el varón, y para la mujer tu valuación será de tres siclos de plata. Y si son de sesenta años o más, si es varón, tu valuación será de quince siclos, y para la mujer, de diez siclos. Pero si es más pobre que tu valuación, entonces será llevado delante del sacerdote, y este lo valuará; según los recursos del que hizo el voto, el sacerdote lo valuará.
”Si es un animal de los que se pueden presentar como ofrenda al SEÑOR, cualquiera de los tales que uno dé al SEÑOR, será sagrado. 10 No lo reemplazará ni lo cambiará, el bueno por el malo, o el malo por el bueno; pero si cambia un animal por otro animal, entonces ambos, el animal y su sustituto serán sagrados. 11 Sin embargo, si es algún animal inmundo de la clase que no se puede presentar como ofrenda al SEÑOR, entonces pondrá el animal delante del sacerdote; 12 y el sacerdote lo valuará como bueno o como malo; como tú, el sacerdote, lo valúes, así será. 13 Pero si alguna vez él lo quiere redimir, él añadirá la quinta parte a tu valuación.
14 ”Si un hombre consagra su casa como cosa sagrada al SEÑOR, el sacerdote la valuará como buena o como mala; como el sacerdote la valúe, así será. 15 Pero si el que la consagra quisiera redimir su casa, añadirá a tu valuación la quinta parte del valor de ella; y así será suya.
16 ”También, si un hombre consagra al SEÑOR parte de las tierras de su propiedad, entonces tu valuación será en proporción a la semilla que se necesite para ella: cada un homer (220 litros) de semilla de cebada a cincuenta siclos de plata. 17 Si consagra su campo durante el año de jubileo, conforme a tu valuación quedará. 18 Pero si consagra su campo después del jubileo, entonces el sacerdote le calculará el precio en proporción a los años que quedan hasta el año de jubileo, y será rebajado de tu valuación. 19 Y si el que lo consagra quiere redimir el campo, le añadirá una quinta parte al precio de tu valuación para que pase a su posesión. 20 Pero si no quiere redimir el campo, y se vende el campo a otro, ya no podrá redimirlo; 21 y cuando quede libre en el jubileo, el campo será consagrado al SEÑOR, como campo dedicado; será para el sacerdote como posesión suya.
22 ”Si alguno consagra al SEÑOR un campo que ha comprado, que no es parte del campo de su propiedad, 23 entonces el sacerdote le calculará la cantidad de tu valuación hasta el año de jubileo; y en ese día dará tu valuación como cosa consagrada al SEÑOR. 24 En el año de jubileo el campo volverá a aquel de quien lo compró, a quien pertenece la posesión de la tierra. 25 Toda valuación que hagas será conforme al siclo del santuario. Veinte geras son un siclo (11.4 gramos de plata).
26 ”Sin embargo, el primogénito de los animales, que por su primogenitura pertenece al SEÑOR, nadie puede consagrarlo; ya sea buey u oveja, es del SEÑOR. 27 Pero si está entre los animales inmundos, entonces lo redimirá conforme a tu valuación, y le añadirá a ella una quinta parte; pero si no es redimido, será vendido conforme a tu valuación.
28 ”Sin embargo, cualquier cosa dedicada que alguien separe para el SEÑOR de lo que posee, sea hombre o animal, o campos de su propiedad, no se venderá ni redimirá. Toda cosa dedicada es santísima al SEÑOR. 29 Ninguna persona que haya sido dedicada como anatema será redimida; ciertamente se le dará muerte.
30 ”Así pues, todo el diezmo de la tierra, de la semilla de la tierra o del fruto del árbol, es del SEÑOR; es cosa consagrada al SEÑOR. 31 Y si un hombre quiere redimir parte de su diezmo, le añadirá la quinta parte. 32 Todo diezmo del ganado o del rebaño, o sea, de todo lo que pasa debajo del cayado, la décima cabeza será cosa consagrada al SEÑOR. 33 No debe considerar si es bueno o malo, tampoco lo cambiará; si lo cambia, tanto el animal como su sustituto serán sagrados. No podrán ser redimidos”».
34 Estos son los mandamientos que el SEÑOR ordenó a Moisés para los israelitas en el monte Sinaí.

Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com
Salmos 34
LIBRO PRIMERO
El SEÑOR, Proveedor y Salvador
Salmo de David cuando se fingió loco delante de Abimelec, quien lo echó, y él se fue.
34 Bendeciré al SEÑOR en todo tiempo;
Continuamente estará Su alabanza en mi boca.
En el SEÑOR se gloriará mi alma;
Lo oirán los humildes y se regocijarán.
Engrandezcan al SEÑOR conmigo,
Y exaltemos a una Su nombre.
Busqué al SEÑOR, y Él me respondió,
Y me libró de todos mis temores.
Los que a Él miraron, fueron iluminados;
Sus rostros jamás serán avergonzados.
Este pobre clamó, y el SEÑOR le oyó,
Y lo salvó de todas sus angustias.
El ángel del SEÑOR acampa alrededor de los que le temen,
Y los rescata.
Prueben y vean que el SEÑOR es bueno.
¡Cuán bienaventurado es el hombre que en Él se refugia!
Teman al SEÑOR, ustedes Sus santos,
Pues nada les falta a aquellos que le temen.
10 Los leoncillos pasan necesidad y tienen hambre,
Pero los que buscan al SEÑOR no carecerán de bien alguno.
11 Vengan, hijos, escúchenme;
Les enseñaré el temor del SEÑOR.
12 ¿Quién es el hombre que desea vida
Y quiere muchos días para ver el bien?
13 Guarda tu lengua del mal
Y tus labios de hablar engaño.
14 Apártate del mal y haz el bien,
Busca la paz y síguela.
15 Los ojos del SEÑOR están sobre los justos,
Y Sus oídos atentos a su clamor.
16 El rostro del SEÑOR está contra los que hacen mal,
Para cortar de la tierra su memoria.
17 Claman los justos, y el SEÑOR los oye
Y los libra de todas sus angustias.
18 Cercano está el SEÑOR a los quebrantados de corazón,
Y salva a los abatidos de espíritu.
19 Muchas son las aflicciones del justo,
Pero de todas ellas lo libra el SEÑOR.
20 Él guarda todos sus huesos;
Ni uno de ellos es quebrantado.
21 La maldad dará muerte al impío,
Y los que aborrecen al justo serán condenados.
22 El SEÑOR redime el alma de Sus siervos,
Y no será condenado ninguno de los que en Él se refugian.
   
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Eclesiastés 10
10 Las moscas muertas hacen que el ungüento del perfumista dé mal olor;
Un poco de insensatez pesa más que la sabiduría y el honor.
El corazón del sabio lo guía hacia la derecha,
Y el corazón del necio, hacia la izquierda.
Aun cuando el necio ande por el camino,
Le falta entendimiento
Y demuestra a todos que es un necio.
Si la ira del gobernante se levanta contra ti,
No abandones tu puesto,
Porque la serenidad suaviza grandes ofensas.
Hay un mal que he visto bajo el sol, Como error que procede del gobernante:
La necedad colocada en muchos lugares elevados,
Mientras los ricos se sientan en lugares humildes.
He visto siervos a caballo
Y príncipes caminando como siervos sobre la tierra.
El que cava un hoyo cae en él,
Y al que abre brecha en un muro, lo muerde la serpiente.
El que saca piedras, puede lastimarse con ellas,
Y el que corta leña, puede lesionarse con ella.
10 Si el hierro está embotado y él no ha amolado su filo,
Entonces tiene que ejercer más fuerza;
La sabiduría tiene la ventaja de impartir éxito.
11 Si la serpiente muerde antes de ser encantada,
No hay ganancia para el encantador.
12 Llenas de gracia son las palabras de la boca del sabio,
Mientras que los labios del necio a él lo consumen,
13 El comienzo de las palabras de su boca es insensatez,
Y el final de su habla perversa es locura.
14 El necio multiplica las palabras,
Pero nadie sabe lo que sucederá,
¿Y quién le hará saber lo que ha de suceder después de él?
15 El trabajo del necio lo cansa tanto
Que no sabe ir a la ciudad.
16 ¡Ay de ti, tierra, cuyo rey es un muchacho,
Y cuyos príncipes banquetean de mañana!
17 Bienaventurada tú, tierra, cuyo rey es de noble cuna
Y cuyos príncipes comen a su debida hora,
Para fortalecerse y no para embriagarse.
18 Por negligencia se hunde el techo,
Y por pereza tiene goteras la casa.
19 Para el placer se prepara la comida,
Y el vino alegra la vida,
Y el dinero es la respuesta para todo.
20 Ni aun en tu recámara maldigas al rey,
Ni en tus alcobas maldigas al rico,
Porque un ave de los cielos llevará el rumor,
Y un ser alado hará conocer el asunto.

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Tito 2
La enseñanza de buena doctrina
2 Pero en cuanto a ti, enseña lo que está de acuerdo con la sana doctrina: Los ancianos deben ser sobrios, dignos, prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la perseverancia. Asimismo, las ancianas deben ser reverentes en su conducta, no calumniadoras ni esclavas de mucho vino. Que enseñen lo bueno, para que puedan instruir a las jóvenes a que amen a sus maridos, a que amen a sus hijos, a que sean prudentes, puras, hacendosas en el hogar, amables, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada.
Asimismo, exhorta a los jóvenes a que sean prudentes. Muéstrate en todo como ejemplo de buenas obras, con pureza de doctrina, con dignidad, con palabra sana e irreprochable, a fin de que el adversario se avergüence al no tener nada malo que decir de nosotros.
Exhorta a los siervos a que se sujeten a sus amos en todo, que sean complacientes, no contradiciendo, 10 no defraudando, sino mostrando toda buena fe, para que adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador en todo respecto.
11 Porque la gracia de Dios se ha manifestado, trayendo salvación a todos los hombres, 12 enseñándonos, que negando la impiedad y los deseos mundanos, vivamos en este mundo sobria, justa y piadosamente, 13 aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación de la gloria de nuestro gran Dios y Salvador Cristo Jesús. 14 Él se dio por nosotros, para REDIMIRNOS DE TODA INIQUIDAD Y PURIFICAR PARA SÍ UN PUEBLO PARA POSESIÓN SUYA, celoso de buenas obras.
15 Esto habla, exhorta y reprende con toda autoridad. Que nadie te menosprecie.

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